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Se cree que Quetzalcóatl fue el único dios que tuvo un historial humano, ya que fue un hombre viviente antes de convertirse en dios o divinidad.
Al pasar de los tiempos, los soles y las lunas Quetzalcóatl llego al reino del Tollan, se presentó como un hombre blanco de cabellos rubios, ojos grandes y barba, inteligente y entendido de muchas artes y ciencias y los habitantes del Tollan, los toltecas lo tuvieron en gran estima.
Quetzalcóatl, enseño a los Toltecas las artes y los oficios de la Orfebrería, Alfarería, la Agricultura, el ayuno y no aceptaba de los sacrificios humanos, apenas si, consentía que mataran en el altar de los dioses a culebras y mariposas, el decía que la mejor ofrenda a la divinidad consistía en el pan, las flores y los perfumes.
Como se opuso a los sacrificios humanos, los dioses antiguos, vieron en el a un enemigo así que, procuraron perturbarlo y hacerlo pecar, se congregaron en el cielo, y discutieron, su plan:
– Tú, Tecaztlipoca, -dijeron Huitzilopochtli y Xipe Tótec-, te encargaras de mortificar, burlar y engañar a Quetzalcóatl.
– Hermanos cumpliré fielmente su deseo- contestó el poderoso dios de cutis negro.
– Tecaztlipoca bajo entonces a la tierra por el hilo de una araña y se presento ante Quetzalcóatl disfrazado de forastero.
– Comenzaré por burlarme de él- se dijo el Dios, y se anunció pidiendo audiencia.
– Decid a Quetzalcóatl que aquí esta un forastero que desea conocerlo y que traigo un obsequio para el.
Después de dos recados, logró ser introducido por los sirvientes a al lugar en donde estaba Quetzalcóatl.
– ¿De dónde vienes forastero?- Pregunto Quetzalcóatl.
– Vengo de Nonalco- Contesto el forastero.
– ¡Estarás muy cansado entonces! ¿Por qué no te sientas?, se bienvenido y por favor muestra que es lo que traes para mí.
Tecaztlipoca sacó un espejo y se lo presentó diciendo;
– ¡Aquí esta!, ¡ve!, ¡Reconócete Señor!
Quetzalcóatl se contempló un instante y arrojó con espanto el espejo. ¡Se había visto la cara toda llena de arrugas y llagas!.
– ¿Cómo es posible que me vean los toltecas con calma? ¿No deberán con razón huir de mi? ¡Mi figura es espantosa! ¡Ya nadie me verá: aquí permaneceré encerrado para siempre!
Tecaztlipoca, al oír esto ultimo, se desconcertó un poco, pues comprendió que no lograría que en esa forma se presentará en Tollan, que era su propósito principal para ridiculizarlo.
– Yo te arreglaré y compondré para que te vean- le dijo Tecaztlipoca.
Llamo a unos artistas muy hábiles y en un momento lo transformaron. Concluido el trabajo le volvieron a presentar el espejo y Quetzalcóatl sonrío de satisfacción. Así volvió a presentarse con los Toltecas.
En tanto Tecaztlipoca fue a un pueblo cercano y convenció a los habitantes para que se sacrificaran en honor a Quetzalcóatl. Los habitantes que se sacrificaron fueron convertidos en alimento, mientras que los que quedaron recibieron la orden de traer pulque, animales, pan y flores de hermosos aromas y colores.
Terminado eso Tecaztlipoca regreso a Tollan acompañado de los otros dioses.
Llegados los 3 dioses suplicaron les permitieran ver y hablar a Quetzalcóatl, así es como lograron entrar.
Lo saludaron y le ofrecieron, deleitarlo con los manjares que llevaban. Quetzalcóatl comió con gran contento.
– Bebe pulque Señor.
– Me siento enfermo- replico- Quetzalcóatl, ¿Que me han dado de comer?.
– Bebe un poco más mi Señor, te sentirás mejor, replicaron.
– ¡No, no!, siento una gran tristeza.
– Señor no temas, bebe un poco mas es muy rico y saludable.
Quetzalcóatl, replico repetidamente que no. Al fin de tanta insistencia acepto y continúo bebiendo.
Tomo y volvió a tomar, y así hasta por cinco veces mas. Se sintió lleno de vigor y alegría.
– Sirvan mas amigos míos – volvió a decir- Pero también tomen ustedes.
Ellos también tomaron, pero no se embriagaron. Perdida la razón se cayó al suelo sin sentido y se durmió.
Pero al día siguiente, al despertar recordó lo que había pasado, Quetzalcóatl se había dado cuenta del engaño. ¡Había comido carne de sus hermanos sacrificados y había bebido hasta embriagarse!!!!, con tristeza en su corazón y se sintió lleno de vergüenza y de pesar.
Quetzalcóatl dijo:
– “Me he embriagado, he comido carne humana y me he vuelto como mis hermanos, nada podrá borrar la mancha que ha oscurecido mi nombre y mi divinidad.
Sus remordimientos fueron tan grandes, su angustia no tenia limites. Nadie se atrevía a consolarlo ni alentarlo. Entonces lloro amargamente.
– Es preciso que me vaya del Tollan- dijo un día – aquí no puedo vivir más.
Salió y dispuso su viaje. Tecaztlipoca y sus hermanos habían vencido.
Quetzalcóatl en sus viajes realizaba prodigios. Pasando varios años en un poblado y en otro, no podía olvidar su pena y continuo triste y desalentado. Después de un tiempo se detuvo a la orilla del mar donde contempló su imagen, todavía era hermosa. Encendió una gran hoguera.
Se vistió lujosamente y se adorno con oro y piedras preciosas. Contempló el mar donde había llegado, y suspiro hondamente.
Una vez que la hoguera estaba en toda su fuerza con las llamas muy altas, se arrojó en ella para morir valerosamente.
Aves de hermosos plumajes, rojos, azules, tornasoles, esmeralda y oro acudieron a presenciar su sacrificio, lloraron de tristeza y se sacrificaron con él.
Luego en la hoguera no quedaron más que llamas, cuando todo quedo completamente consumido las cenizas de su corazón se removieron con un temblor y se abrieron para dar salida a un resplandor sin igual, las plumas de las aves le rodearon.
Aquella luz emplumada, cual flecha atravesó el firmamento y ahí dio inicio a la creación de la estrella de la mañana, (Venus Matutino), con la que Quetzalcóatl regreso a la morada de los dioses, convertido en un astro.