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Erase una vez la princesa mas hermosa nacida en la región Purépecha -hoy estado de Michoacán- hija de uno de los más poderosos guerreros y caciques de esos lugares, al ser hija de un gran guerrero, solo se le permitía enamorarse de un hombre muy valiente y fuerte.
Conoció a un extraordinario joven y guapo guerrero, jefe de un ejercito enemigo, que le robó el corazón, que además le correspondía y ¡se enamoraron profundamente!
Al enteraste su padre del romance montó en cólera, pero le fingió que estaba de acuerdo, cuando el joven guerrero fue a pedir su permiso para casarse con ella, el jefe guerrero le dijo:
– Solo tengo una condición para que te puedas casar con mi hija.
-¿Cuál es? -contesto el joven guerrero-
– Pelear contra todos los caciques guerreros y ¡ganarles! -Le dijo el cacique-
El enamorado guerrero aceptó el reto sin dudarlo un momento, y así lucho contra todos y cada uno de los caciques enemigos, siempre saliendo vencedor.
Cuando ya no quedo ninguno para pelear, regreso victorioso por su princesa amada.
Al llegar al palacio, le dice al padre de su joven princesa:
– ¡Aquí estoy! he vencido a todos los caciques guerreros y vengo cumpliendo su condición.
A lo que él cacique le contestó:
– Te falta todavía uno por vencer, ¡Yo!
Ante la sorpresa reflejada en el rostro del joven enamorado, le contesto:
– Si es una exigencia, estoy dispuesto! -preparándose para la batalla-
Inmediatamente la princesa se interpuso entre los dos, y sollozando les dijo a los dos:
– No quiero ser la causa de la muerte de ninguno de ustedes, si mi padre gana te pierdo para siempre y si tu lo matas ¡no podría casarme contigo!
El joven se fue ante la mirada de satisfacción del rey que había resultado ganador sin golpe alguno. La princesa se desmayó sintiendo que no tendría fuerzas para seguir viva, desesperada, se fue a un cerro a llorar su profunda tristeza, con la mirada larga con la esperanza de ver regresar a su amado, que jamás volvió.
Ante eso, la princesa lloraba día y noche lágrimas amargas y pesadas, que con el pasar del tiempo se convirtieron en un lago, en el que ella murió ahogada, e inundó a su querido pueblo, este lago ahora se conoce con el nombre de Zirahuén.
Se dice que la triste enamorada se aparece en forma de sirena llevándose a los hombres que confunde con su amado guerrero.