Lo que más me gustó del informe que rindió la doctora Patricia Rosas, en torno al programa Letras para Volar, de la Universidad de Guadalajara, fue la visión que, la literacidad, entendida como la capacidad para leer, interpretar, entender y escribir, tiene un estatuto transformador y debe ser elevada a la categoría de derecho humano.

Esta propuesta vibra en consonancia con la idea de Agustín Yáñez, quien cuando fue gobernador de Jalisco dejó en sus discursos la clave de su política cultural: la cultura y las artes deben repercutir en una mejor calidad de vida para los jaliscienses. El documento reconoce y mencionan también aspectos problemáticos de la realidad; por ejemplo, las desigualdades que padecen niños de unas escuelas frente a otras mejor atendidas.
Se trata, pues, de una mirada realista que, sin desconocer las distancias e inequidades sociales, busca respuestas a los problemas actuales.

Así, el eje señalado por la doctora Rosas, hacer de la literacidad un factor de progreso, constituye un fundamento sólido de este trabajo; un trabajo que realizan más de 400 promotores de lectura, entre más de 55 mil niños de primarias y jóvenes de preparatorias de Jalisco, con el objetivo de que, a través de la lectura y la escritura, las nuevas generaciones de jaliscienses construyan mayores oportunidades de vivir dignamente.
Es en este marco que el programa ha generado tres colecciones de libros fundamentales que, en tirajes de diez mil, se entregan a los preparatorianos para que tengan, con ellos, la base de su primera biblioteca.

La colección de Ensayo la dirige el doctor emérito Carlos Fernando Vevia; la de narrativa, nada menos que Fernando del Paso, ganador del Premio Cervantes; y la de poesía, la dirigió hasta su fallecimiento el poeta Hugo Gutiérrez Vega y la continuó, hasta su muerte, su esposa Lucinda Ruiz. Fue a ella, a Lucinda, a quien se rindió homenaje, a través de las palabras conmovedoras que compartió la poeta Carmen Villoro en el acto del informe. Lucinda, la de los muchos corazones, acaba de fallecer hace menos de un mes, en seguimiento de su querido Hugo Gutiérrez Vega.

Otros logros se presentan por sí mismos. La profundización en la literacidad, desde un enfoque sociocultural de la lectura, se ha manifiestado como un instrumento que puede transformar a México; de ahí que la Universidad de Guadalajara haya dado los pasos para crear la primera maestría en Literacidad, lo que permitirá la formación de profesionales capaces de llevar a los jaliscienses la posibilidad de desarrollarse con mayor plenitud, a partir de las letras.

Por si fuera poco, se anunció que diez títulos nuevos se agregarán a la plataforma de Letras para Volar, para que los interesados puedan acceder a ellos. Adicionalmente, se publicaron cuatro guías y manuales para promotores de lectura, estableciendo en ellos, sobre bases científicas, los métodos más adecuados para crear lectores.

Lo cierto es que, después de ver esta clase de trabajos, no queda sino celebrar que en Jalisco aún haya quienes trabajen por el futuro de la cultura.

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