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Letras para Volar

Un pajarraco, una nube y una abuela, historias de otros

Al ser el interés el fomento a la lectura entre niños y jóvenes, el Programa Universitario de Fomento a la Lectura “Letras para Volar” presentó en el Foro FIL Niños, este martes 28 de noviembre, tres títulos más de la Colección “Amigos de Letras para Volar”: Repugnante pajarraco, Aventuras de una nube e Historia de la abuela. Tres historias que movieron a la imaginación y a la reflexión de los asistentes.
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María Magaña comenzó la jornada al relatar a los niños cómo dio vida a la historia de Repugnante pajarraco, texto de Francisco Hinojosa. Habló de cómo Kike Botana escuchaba que todos le decían a su cotorro: repugnante y por ello se le quedó el nombre. Entre los asistentes, al momento de que Magaña preguntaba si querían decirle algo, una niña levantó la mano, se acercó hasta el escenario y le dijo: “¿Cómo le haces para dibujar?” Tras explicarle brevemente la ilustradora las acciones que realizaba y lo importante que era la lectura para eso, su joven interlocutora finalizó: “¿por eso te encanta colorear como yo?”.

Aventuras de una nube, escrito por Patricia Carrillo Collard e ilustrado por David Alvarado, relata las diversas etapas y emociones por las que pasa una nube. El cuento fue interpretado por la narradora oral, Patricia Soria, quien inició su participación preguntando a los asistentes “¿Cuántas aventuras tendrán las nubes?” A través de su particular histrionismo, personificó los diversos estados de ánimo de la protagonista: la tristeza o la alegría.
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La tarde finalizó de manera reflexiva, pues Carlos Pellicer puso el acento con Historia de la abuela. El escritor e ilustrador inició su presentación hablando de que esa era la historia de una mujer, su suegra, que fue perdiendo la memoria al grado de morir. Que cuando sucedió eso, él comenzó a escribir y a dibujar ese libro que estaba en sus manos. “Cuento cuentos a partir de lo que dibujo”, afirmó. En diversas ocasiones, auditorio y autor mantuvieron un diálogo constante acerca de cómo dibujar. El autor continuó con la historia y dirigió la pregunta “¿Ustedes han perdido a alguien querido?”, entre la audiencia se provocó la empatía, un niño al centro del salón dijo: “yo perdí a mi mamá hace unos meses”. Pellicer le miró y finalizó su participación diciendo: “para eso sirve escribir, para eso sirve pintar, para tener más cerca a la gente que ya no está”.
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La tarde finalizó, pero el vuelo continúa. Tres historias, tres miradas que plantean una especie de evolución: cómo ven los otros, cómo viven los otros, cómo van muriendo otros.